He leído por ahí hace poco que un buen remedio para no caer en la depresión es salir a dar un paseo. Curiosamente, cuando me pongo triste, la mayoría de las veces me apetece salir a caminar sin rumbo fijo y sola con mis tristes y oscuros pensamientos. Y me pregunto yo: ¿será que mi mente es sabia y me envía señales para que salga a pasear? Aquí es donde debo confesar que la gran mayoría de estos paseos terminan conmigo al borde de un acantilado mirando sin ver, con la mirada perdida, a mi querido y profundo mar azul. No hace falta decir que no me he tirado, por lo menos hasta el momento presente. Ganas no me han faltado algunas veces ni motivos, pero siempre me ha parecido que el suicidio es una salida fácil y cobarde. Una solución que no me parece justa para la gente que dejas atrás cuando te vas.
¿Será el cuerpo humano tan sabio que nos recomienda de forma silenciosa lo que debemos hacer en ciertas situaciones? Pues no lo sé. Igual que tampoco sé porqué a veces le hacemos caso y otras veces lo ignoramos por completo. Supongo que es debido a la evolución y al libre albedrío del que disfrutamos.