viernes, 29 de julio de 2011

A través del espejo


¿Está mal que una mujer se encante a sí misma? Alicia es una narcisista. Podría pasarse horas y horas mirándose al espejo de doble hoja del armario empotrado de su habitación. Y aún más horas en su baño con espejos en las cuatro paredes. Le encantan sus cejas tan perfectas y naturales, con esos ojos almendrados bajo ellas. Le encanta ver su naricilla llena de pecas porque hoy, por fin, ha salido el sol y pudo ir a la playa. Pero sobre todo le encantan sus labios carnosos y jugosos, siempre apetecibles, siempre en busca y captura de los besos de Él, aunque Él no quiere dárselos.

Alicia no siempre ha sido así. Hubo un tiempo en que se sentía un patito feo. Pero ese patito creció y dejó atrás la adolescencia y se convirtió en un cisne orgulloso y precioso. Y la Alicia del presente se quiere mucho, se adora incluso. Quizás porque está sola o quizás simplemente porque es perfecta a pesar de sus mil imperfecciones. Pero a ella le encantan sus pechos calientes y turgentes. Le encanta que sus pezones rosados se endurezcan por el simple roce de sus propios dedos, aunque desearía que fueran los dedos de Él los que provocaran ese efecto. Le encanta la forma de guitarra española que le devuelve el espejo cuando mira su precioso cuerpo en él reflejado. Le encanta trazar con las yemas de sus dedos la curva que desciende de su cintura de avispa hasta sus caderas. Quizás lo que menos le guste a Alicia de sí misma sean sus muslos. Son tersos y duros gracias al deporte, pero para ella sus jamones serían más perfectos si fueran algo más delgados. A Alicia le encantan hasta sus pies, con sus uñas siempre pintadas del color de su humor de esa semana: verdes en el día de hoy. Verdes como el color de la esperanza. Como la esperanza de que Él aparezca este sábado y la bese sin más. Sin explicaciones, simplemente porque le apetece. Como la esperanza de que la coja de la mano y se la lleve a algún lugar bonito, a un lugar apartado y la haga más suya todavía. Porque Alicia ya es suya, aunque Él no lo sabe, ella respira y vive para él.

Y allí, en la bañera de ese baño cubierto de espejos, Alicia se libera de todas sus tensiones entre la espuma y su pequeña y hábil mano izquierda, que la conoce a la perfección y sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Mientras en la mente de Alicia se proyecta otra película infinitamente más amable y placentera para ella: Él recorriéndola con sus besos mientras la hace suya en un abrazo intenso y tierno. Y todo va subiendo de temperatura y al terminar Él le dice que la quiere. Alicia ya está totalmente relajada, pero por sus sonrosadas mejillas se deslizan algunas lágrimas atrevidas. Porque aunque Alicia vive en su País de las Maravillas, sabe que un "te quiero" después del sexo no es real, no es más que una quimera.

miércoles, 27 de julio de 2011

25 de Julio de 2011

Es un día importante para mí, quizá el más importante de mi vida hasta el momento presente. Hoy se cumple uno de los objetivos que me había marcado para este año y estoy feliz. De verdad que soy muy feliz. Me llueven los enhorabuenas de toda la gente que me importa en este mundo, pero yo no puedo evitar pensar que no es para tanto y que no lo merezco. No quiero quitarme el mérito, que algo sí que tengo y me siento orgullosa, pero es que tanta felicitación no deja de recordarme que hace mucho que debería haber alcanzado este objetivo y así no habría faltado a mi palabra y él estaría orgulloso de mí. Y cuando respondo que sí, que muchas gracias y que esto muy  contenta, pero que ya era hora, todos me disculpan. "Es que desde que empezaste a trabajar..."; "Fueron unas circunstancias especiales"; "Lo hiciste muy bien, teniendo en cuenta la situación y todas tus circunstancias". Y yo me callo. No les doy la razón, pero tampoco digo nada. Porque en el fondo yo sé que no fueron las circunstancias ni el trabajo, ni nada aparte de mi inmensa capacidad para hacer el vago y dejar las cosas para el último momento. Y, seamos realistas, soy lista, pero ciencia infusa, desgraciadamente para mí, no tengo. Quizá eso cambie algún día, no lo sé. Aunque no siempre soy así, si algo me apasiona suelo entregarme en cuerpo y alma.

Bueno, la cuestión es que he cumplido el objetivo posible que tenía para este año. El imposible, el que no depende sólo de mí, pero que sigo esperando como una ilusa, mis ilusiones y mis sueños, sigue sin cumplirse. Y quizás se cumpla o se transforme en otro objetivo de la misma naturaleza, pero posible. Me quedan otros cinco meses para conseguirlo y quién sabe lo que se cruzará en ese tiempo en mi destino. Sólo sé que lo que predijo mi amiga la bruja se ha cumplido: según ha ido pasando el tiempo todo ha sido ascendente.

Hoy finaliza una etapa de mi vida muy larga, pero también muy buena y rica en vivencias. Dentro de poco empezará otra que espero que me haga realizarme como persona y de la que cada día estoy más convencida de que he hecho la elección correcta. Una etapa que espero que me lleve al objetivo final de mi vida. Un objetivo muy ambicioso y difícil, pero que me encantaría poder alcanzar algún día. Mientras tanto, yo seguiré escribiendo mi destino pasito a paso y con buena letra. Intentaré no perder nunca la esperanza y esperemos que todo siga siendo ascendente.


jueves, 21 de julio de 2011

Secretos inconfesables en el País de las Maravillas

Alicia llevaba ya tiempo esperando por el hombre perfecto. Aquel caballero de brillante armadura que la sacara de su encierro y la hiciera suya todas las noches de su vida. No se había entregado a nadie en mucho tiempo porque ninguno era el adecuado. Y ninguno lo sería porque ninguno era Él. Poco importaba que Él no estuviera disponible; peor aún, no importaba que Él no la tuviera en cuenta. Pero Alicia sabe que hasta en su País de las Maravillas todo tiene su fin. Eso y y también que las personas tienen necesidades, algunas más urgentes que otras. Por eso Alicia no se extrañó de que una noche de luna llena y cielo estrellado se encontrara llamando a Bautista... Y a Carlos... Y también a David.

No le remordió la conciencia cuando llegó Bautista y sin mediar palabra la agarró por detrás y le apartó con la mano izquierda los oscuros cabellos para poder mordisquearle suavemente el lóbulo de su oreja derecha mientras con los dedos de la mano derecha intentaba sintonizar alguna melodía romántica con su pezón derecho. Ni pensó en Él cuando poco a poco Bautista fue besando sus hombros desnudos y dulcemente deslizó con sus dedos los tirantes de su camisón de seda que cayó al suelo ya sin marcha atrás. Alicia le dejó que siguiera bajando tiernamente, apenas rozándole la piel perfumada con agua de rosas, hasta llegar allí donde la espalda pierde su casto nombre. Dejó que le separara las piernas mientras ella se perdía sin remedio entre los laberintos rizados de los cabellos de él.
No se sintió culpable cuando apareció Carlos y, cogiéndole el rostro con ambas manos para poder mirarla a los ojos, la besó con una pasión y un deseo desmedidos. Alicia se inclinó suavemente hacia adelante cuando Carlos con su vigor ya encendido le sugirió el movimiento cubriendo con sus manos los pechos de ella. Con delicadeza, suavemente aunque ya no era necesario, Carlos empujó hasta ese punto en el que si llegas las caderas de cualquier mujer se mueven solas por el deseo, y le arrancó a ella otro profundo suspiro de sus carnosos labios. En ese momento llegó David y a Alicia le encantó comprobar que a pesar de su enorme tamaño, encajaba a la perfección entre sus labios ansiosos que lo devoraron sin parar hasta que al final por todas partes brotaron los elixires de todos ellos.

Más tarde esa misma noche, cuando Alicia volvió de su País de las Maravillas, deseó que todo aquello fuera cierto y no sólo el sueño de una ardiente noche de verano.