domingo, 10 de octubre de 2010

Reflexiones internas...

Soy caperucita. ¿Cómo se puede ser tan tonta? He perdido otra oportunidad, esperemos que no sea la última. Pero aún no siéndola, es que no me explico lo que me pasa cuando él está delante. No entiendo porqué me resulta tan difícil hablar con él, pero juro que no sabía que decirle después del "hola, ¿qué tal?" que se dice por pura educación. Y él tampoco es que me ayude mucho más. Y pienso yo, estamos en el siglo XXI, ¿tan terrible sería que sea yo la que dé el primer paso? El problema es que no puedo o que no sé. Nunca lo he hecho, la verdad. Nunca me ha hecho falta. Aunque si lo pienso detenidamente, nunca hasta ahora me había gustado alguien sin que él primero se hubiera fijado en mí. No es que me conformara, pero ellos venían a mí y yo elegía si quería algo con ellos o no. Era todo mucho más fácil. Ahora pues no lo sé. Y me resulta difícil saber si él se acerca porque nos considera amigas o si viene para verme a mí. Sé que es iluso pensar esto, pero me hubiera gustado que simplemente se hubiera acercado y me hubiera plantado un beso. Sin más, ni hola ni nada. Entre otras cosas porque estoy casi segura al cien por cien que él sabe que me gusta. Entonces si es así, ¿no se acerca porque no le gusto? Me duele pensar eso, pero a lo mejor es lo que pasa. No sé, bueno habrá que esperar a diciembre. Lo que está claro es que como siga así, el lobo no me va a comer...

No hay comentarios: