martes, 7 de septiembre de 2010

El monstruo verde de los celos...

¿Amor ciego?
Al menos yo soy auténtica y no me dedico a reproducir y plagiar obras ajenas. Al menos yo no te molesto ni te agobio diciéndote lo mucho que te quiero. ¿Piensas que es porque no te quiero? Yo no sé qué pensar. Estoy hecha un lío, pero por una vez no con respecto al amor. Sé que todavía no te quiero, pero me gustas, me gustas mucho, pero creo que no te quiero. ¿Cómo te voy a querer si no te conozco? Si apenas sé nada de ti. Si ni siquiera quieres hablar conmigo. Si no sé nada de tu vida, de tus pensamientos ni de tus sentimientos. ¿Qué será lo que buscas? ¿Seremos compatibles? ¿Lo dejarías todo por estar conmigo si fuera necesario? La cuestión en realidad no es esa. La cuestión es: ¿algún día llegaremos a ser algo más que conocidos? Yo lo deseo con todo mi corazón, pero no sé que opinas tú. No sé lo que quieres y eso me está matando de celos. Demasiada competencia, demasiada pretendiente para alguien que, si no me equivoco, no quiere a nadie. Entonces, ¿por qué vuelvo a caer? ¿Por qué necesito saber de ti? Lo que sea, cualquier indicio de que estás vivo, de que hay alguien ahí. ¿No es ridículo? ¿No debería ser más racional? ¿Más práctica? Los contras no están de tu parte: no te conozco, tú parece que no estás interesado en conocerme, la distancia, tienes un millón de chicas disponibles que te pretenden. Y a favor lo único que tienes es que me muero por conocerte, que igual te quiero. Que me muero de celos por cada una de tus múltiples pretendientas...
Pero no tiene sentido. Nada de lo que hago últimamente tiene sentido. Probablemente tampoco nada de lo que digo, pienso o escribo. ¿Cómo es posible que esté tan obsesionada contigo? Si hace cinco meses bebía los vientos por otro... ¿Será que me gustan los imposibles? Pero esta vez... ¿Por qué es imposible? Tú eres libre y yo también. Ninguno tenemos nada que perder. Y aquí es cuando aparece el miedo. El miedo a perderte (aunque nunca te tuve), el miedo a precipitarme y acabar así con cualquier oportunidad que pudiera tener contigo algún día. Pero también está el otro miedo. El miedo a quedarme sola y estancada, esperándote en vano cuando en realidad sería tan fácil preguntarte directamente y si me rechazas pasar a olvidarte. Porque, ¿y si mientras estoy ciega por ti pasa mi amor verdadero y no lo veo? No sé, si siquiera me dieras algo, pero es que no nos conocemos ni un poquito y aún así... Siento chispas por mi cuerpo cuando me tocas, me cuesta concentrarme y hablarte. Decir algo inteligente en tu presencia (bueno, decir algo) me es prácticamente imposible. Si fuera una adolescente diría que estoy enamorada. Pero, ¿ cómo se puede estar enamorada de alguien a quien no conoces? ¿De alguien a quién ves, con suerte, tres o cuatro veces al mes? No tiene sentido. Mi cerebro siempre lo ve, sabe que no tiene ni una pizca de sentido que esté enamorada de ti. Pero, ¿y mi corazón? Él te busca a cada instante siempre que sabe que puedes estar cerca. Te desea en silencio. Se muere y se estremece por que me roces al pasar, aunque sea involuntariamente. Ve señales donde probablemente no las haya. No sé, mi amor, necesito que vuelvas, necesito verte. Necesito que pase algo entre nosotros, para bien o para mal. Pero necesito saber a qué atenerme... pronto.

No hay comentarios: