domingo, 12 de septiembre de 2010

Para morir de amor hace falta tiempo...


Yo tengo todo el tiempo del mundo para pensar en ti. Estás en mi cabeza a todas horas y en mi corazón ojalá quisieras estar para siempre. Sé que es completamente absurdo que te quiera. Ya sé que estoy sufriendo en vano y que ahora mismo la distancia está entra nosotros y además tú la conviertes en un abismo. Porque tú no sientes lo mismo que yo, eso está claro. Daría todo lo que tengo por saber qué pasa por tu cabeza, por conocer tus pensamientos más profundos. Me siento tan insignificante en tu vida y quisiera ser tan importante... ¿Volverás pronto, mi amor? ¿Querrás estar conmigo? La espera se me está haciendo más dura de lo que pensaba que se me iba a hacer. Tanto que estoy pensando que a lo mejor la próxima vez que te vea debería decírtelo. De romperme el corazón, cuanto antes mejor. Ahora mismo quisiera ser de hielo, poder ser dura como el acero para no romperme en cachitos cada vez que me acuerdo de ti y de lo lejos que estás de mí. Y está ansiedad constante de saber de ti y tú estás desaparecido del mundo. No entiendo por qué últimamente me angustia saber que estás lejos, no saber nada de ti, que no estás contento donde estás, que echas muchas cosas de menos y ojalá una de ellas sea a mí. ¿Será que te quiero? No sé, está naturaleza tan lunática de cáncer me está volviendo loca. Quisiera ser práctica y hacer lo que tengo que hacer. Dejar de comportarme como una niña y actuar como una mujer. Pero no hago nada más que pensar en ti, en dónde estarás, con quién, si estarás bien, si volverás pronto, si pensarás alguna vez en mí... El mayor absurdo de los absurdos. Porque tú no me has dado NADA y yo resulta que te lo quiero dar TODO.

No hay comentarios: